El tercer debate de candidatos paras las primarias republicanas celebrado en la ciudad de Miami, en Florida, abordó temas relacionados con la política exterior, como la guerra entre Israel y Hamás, la posición que debe adoptar la Casa Blanca frente a Irán y la situación en Ucrania.
Sin embargo, los analistas consultados por la Voz de América consideran que se debería haber profundizado en cuestiones que interesan a la comunidad hispana en Estados Unidos teniendo en cuenta que el debate se estaba celebrando en un lugar donde la mayoría de la población tiene raíces latinas.
“Creo que esa es una asignatura pendiente de todos los debates electores de los que tengo memoria, porque todos, cada cuatro años, estamos pendientes a ver qué dicen sobre Latinoamérica y normalmente no dicen nada”, dijo Manuel Aguilera, experto en política estadounidense, en declaraciones a la VOA.
Ausencia de temas hispanos en la agenda
Por su parte, Ricardo Brown, también analista político, echó en falta que la cadena NBC, la televisora encargada de producir y transmitir el debate en Estados Unidos, no hubiese contado con un moderador hispano precisamente para “hacer un guiño” a la población latina en este país.
“Me parece que la NBC cometió un error porque es la propietaria de la cadena Telemundo, cuya sede está aquí, y me parece que debió haber habido un periodista hispano participando en el debate”, subrayó Brown convencido de que hay temas como “la migración, que se debería haber profundizado” desde una perspectiva mucho “más hispana”.
“Tenemos una enorme cantidad de jóvenes, los dreamers (“soñadores” en inglés) que se criaron en este país, que vinieron a este país de pequeños porque sus padres los trajeron y no hay una voluntad política auténtica para regularizar la situación migratoria de esos latinos que llevan décadas en Estados Unidos y que han echado raíces aquí”, agregó al respecto.
La política hacia Venezuela
La política del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en torno a Venezuela suavizando las sanciones al petróleo, el gas y el oro, se abordaron tímidamente en el debate a cinco que se llevó a cabo este miércoles en el Adrienne Arsht Center for the Performing Arts. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, señaló que el país no debería comprar petróleo venezolano y prometió “revertir” todas las “regulaciones” impulsadas por la Casa Blanca si llega a ser presidente de Estados Unidos.
La exembajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, por su parte, señaló que se debe “hacer todo lo posible para sancionar” al presidente venezolano Nicolás Maduro y, al igual que DeSantis, defendió que el país norteamericano no tiene que recibir “petróleo sucio”.
El hecho de que el tema venezolano haya sido una de las cuestiones que se tocaron en el debate de primarias republicanas, aunque brevemente, podría abrir la puerta a que ese tema acabe entrando en la campaña electoral.
“Creo que es un tema nacional. Tenemos una enorme polémica en Estados Unidos sobre si está abierta o no la frontera y el hecho es que muchas personas de países al sur del río Bravo emprenden rumbo al norte, y la mayoría son venezolanos que están huyendo de la represión, de la escasez y del hambre que hay en Venezuela”, puntualizaba Brown convencido de que esta “era una buena oportunidad para que los cinco candidatos que participaron en el debate pudieran ampliar sus puntos de vista” y analizar conjuntamente “cómo lidiar con esta emigración de Venezuela y cómo poder impulsar cambios democráticos en Venezuela”.
Para Aguilera, que también es director de la plataforma digital Canela News, enfocada al público hispano en Estados Unidos, cree que el tema de Venezuela también acabará entrando en la agenda política de cara a la campaña de las elecciones de 2024 “por el tema de las sanciones y el petróleo”.
“El tema del levantamiento de las sanciones por parte de Biden al gobierno venezolano y el tema de que el petróleo esté involucrado lo hace más atractivo y menos localista, y además pone de manifiesto el hecho de que, según la encuesta del The New York Times, la población eche en cara a Biden su falta de firmeza en política exterior”, puntualizaba el analista.
La ausencia de Trump
Donald Trump volvió a ser el gran protagonista ausente del debate. El exmandatario organizó un acto de campaña en Hialeah, a escasos 12 kilómetros del lugar donde se estaba celebrando el encuentro entre los cinco precandidatos republicanos. “El expresidente Trump se estaba dando un baño de masas en la ciudad de Hialeah, una ciudad hispana de mayoría cubano estadounidense que, desde hace años es un bastión republicano”, recordaba Brown.
“Yo creo que si sale algo de este debate es un rival para Donald Trump, porque realmente Donald Trump es incontestable. Ni siquiera le parece lo suficientemente atractivo ni interesante para sus intereses participar en ese debate, e incluso hemos visto a alguno que imita lo que fue el fenómeno de Donald Trump, y me refiero a Vivek Ramaswamy, que yo creo que utiliza recursos y estrategias que empleó Trump en su momento”, decía Aguilera al tiempo que aseguraba “que la figura de Donald Trump ha estado muy presente” en este tercer debate.
En opinión del consultor político Javier Maza, que ha trabajado en varias campañas políticas en Estados Unidos y América Latina, la decisión de no ir al debate obedecería a una “regla de la comunicación política”, que afirma que si el candidato tiene una amplia mayoría en las encuestas, es mejor no acudir.
“Estaría siguiendo el manual de debates que dice que si vas arriba más de 15 o 20 puntos es mejor que no vayas porque no te conviene, pero yo siempre digo que las reglas de la comunicación política son relativas y se tienen que aplicar en el escenario que se está viviendo”, dijo Maza al respecto en declaraciones a la Voz de América.
Lo cierto es que Trump sigue ocupando el primer puesto en los sondeos y asegura que no necesita acudir a estas citas preelectorales para consolidar su liderazgo y la confianza de los votantes.
Una encuesta publicada por The Washington Post reveló que alrededor del 60 % de los votantes republicanos se decantarían al día de hoy por Trump. Eso supone una ventaja de 46 puntos por encima de su principal adversario, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, cuyo apoyo se ha ido desinflando en las últimas semanas.
Sin embargo, otro sondeo señala que el magnate estadounidense no estaría obteniendo tan buenos resultados entre los votantes independientes de tendencia republicana y los votantes no afiliados que planean votar en la carrera por la nominación del Partido Republicano.