Una investigación realizada por Amnistía Internacional revela que la tortura y los abusos contra las mujeres se han convertido en prácticas rutinarias, en México.
“Estamos viendo claros indicios que apuntan a la tortura y los malos tratos contra las mujeres como elemento básico dentro de las detenciones y los interrogatorios”, dijo Erika Guevara Rosas, directora para América Latina de Amnistía, en entrevista con la Voz de América.
El trabajo, que tomó ocho meses y logró testimonios de 100 mujeres recluídas en cárceles federales, mostró cifras alarmantes que, según Amnistía, recuerdan épocas obscuras de la política regional.
“De las 100 mujeres que entrevistamos, 72 denunciaron algún tipo de violencia sexual y 23 relataron violaciones sexuales continuas como método de tortura para obtener confesiones de delitos que no cometieron”, destacó Guevara.
Guevara aseguró que las autoridades cuestionadas por estas denuncias continúan argumentando “hechos aislados” cometidos por personas descalificadas dentro de la Policía, el Ejército y la Marina.
“La mayoría de los relatos son dignos de las historias de terror que se escucharon durante las dictaduras en la región y que pensamos no tendrían cabida en un Estado democrático donde imperan las leyes, esto no debería ocurrir”, afirma Guevara.
“Hay una negligente negación de las autoridades que en muchos casos ni siquiera leen los informes y que ratifican el pobre registro de respeto a los derechos humanos en México”, dice la funcionaria de Amnistía Internacional.
“Es absolutamente lamentable que el cuerpo de una mujer se haya convertido en su propio enemigo y deba ser objeto de vejaciones, humillaciones y agresiones de todo tipo a la hora de ser detenidas, a veces sin cargos específicos, y terminan firmando confesiones que son producto de la violencia ejercida en su contra”, concluye Guevara.