La historia de la migrante salvadoreña Victoria Salazar, quien murió a causa de la brutalidad policiaca no podía ser más dramática.
La mujer de 36 años, quien residía desde hace tres años en el centro turístico de Tulum, Quintana Roo, en calidad de refugiada, era madre de dos hijas adolescentes de 15 y 16 años.
La Fiscalía de Quintana Roo informó que Victoria sufrió una fractura en la parte superior de la columna vertebral como resultado de la maniobra que le aplicó la policía durante la detención.
Tras su fallecimiento, Héctor H, su pareja sentimental, fue detenido por presuntamente abusar de la menor de las hijas de la víctima, informó el fiscal Oscar Montes de Oca Rosales.
“Personal de la Procuraduría de Niñas, Niños y Adolescentes, realizó una entrevista a la menor de edad y se tuvo conocimiento de que efectivamente había sido víctima de abuso por parte de su padrastro hoy detenido”, dijo Rosales.
Por otra parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos se interesó por el caso y abrió una investigación por probable uso excesivo de la fuerza de la policía contra Salazar.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha condenado los hechos y se ha comprometido a que no habrá impunidad.
“Fue brutalmente tratada y asesinada, es un hecho que nos llena de pena dolor y vergüenza”, dijo López Obrador.
Dos días después, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, reconoció que, por una reacción errónea, un soldado mató a un ciudadano guatemalteco, Elvin Mazariegos Pérez.
El hecho ocurrió en el municipio de Motozintla, Chiapas, cuando tres personas a bordo de un vehículo evitaron llegar hasta un puesto militar de seguridad y trataron de huir, lo que provocó una acción equivocada de los soldados, uno de los cuales disparó su arma.