El gobierno mexicano confía que el retiro para consultas de su embajador en Nicaragua, Gustavo Alonso Cabrera, como una herramienta diplomática para expresar el desacuerdo con las acciones del gobierno de Daniel Ortega, sirva para una rectificación.
En entrevista con la Voz de América, el subsecretario de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes, explicó que el siguiente paso de México dependerá de la reacción del gobierno nicaragüense.
Una buena señal sería la liberación de los presos políticos o el cese de hostilidades hacia los opositores.
“Lo primero que esperamos es que el gobierno de Nicaragua reaccione, que tenga algún cambio de ruta en lo que ha estado haciendo”, dijo Reyes.
Una medida drástica sería el rompimiento de las relaciones bilaterales con Nicaragua, pero hay otros pasos intermedios.
“En términos diplomáticos procede declarar persona non grata al embajador acá, dejar las relaciones de México con Nicaragua a nivel de relación consular y no sólo diplomática, hacer el retiro definitivo de nuestro embajador”, explicó.
Reyes dijo que México no espera tener que llegar a una rotura de las relaciones porque solamente “está llamando la atención a que haya una rectificación”.
Aclaró que no hay plazos fatales e hizo votos para que se restablezca lo más pronto posible el orden democrático en Nicaragua y que no se transgreda la paz social.
“Hay muchas acciones que se pueden realizar: la liberación de los presos, la suspensión absoluta de las hostilidades a los opositores, y dado el nivel de difusión que han tenido las acciones de fuerza, las acciones coercitivas que han realizado ellos, es lógico que se espere la liberación de algunos presos”, agregó el diplomático.
Reyes señaló además que hasta el momento no hay solicitudes de asilo y no se tiene tampoco ningún reclamo de algún mexicano radicado en Nicaragua.
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