Autoridades mexicanas se reunieron en privado durante dos días con integrantes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y de la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos.
Funcionarios de Relaciones Exteriores, Seguridad, Guardia Nacional, de la Unidad de Inteligencia de Hacienda, del Centro Nacional de Inteligencia y de las Fuerzas Armadas mexicanas dieron seguimiento al diálogo en curso entre las administraciones de Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden.
Así lo informó la cancillería, señalando que el propósito clave entre ambas partes.
Discutieron además las estrategias de reducción de la violencia y contra el tráfico ilícito de armas, así como planes en materia de salud pública para reducir los daños del consumo y tráfico de drogas en la región. Coincidieron en fijar como prioridad bilateral el perfeccionamiento de los mecanismos para compartir información de inteligencia contra el crimen organizado.
El subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, advirtió que las actividades criminales en México y Estados Unidos están profundamente interconectadas, por lo que se trabaja de manera coordinada y respetuosa con las autoridades de Estados Unidos para compartir mejores prácticas e inteligencia y, de este modo, disminuir los crímenes violentos.
El investigador del Colegio de la Frontera Norte, José María Ramos, consideró que ante las restricciones impuestas por el gobierno mexicano a la actuación de agentes de inteligencia, Estados Unidos busca estrechar vínculos, y recordó que una de las estrategias para el control de drogas del vecino país es fortalecer el enfoque de salud pública.
“Fortalecer los esquemas de cooperación porque hay que recordar que a raíz de la ley de Seguridad Nacional que se decretó hace poco, pues se establecieron ciertos controles a la participación de la DEA, entonces yo interpreto que es una formaa blanda de tratar de vincularse con México a través de esta estrategia, irse por la parte de la demanda, sobre todo a raíz de que los esquemas de cooperación están muy limitados”, dijo el investigador.
La delegación de Estados Unidos estuvo conformada entre otros funcionarios por la fiscal general asistente adjunta, Amanda Liskamm, el subdirector del FBI, Calvin A. Shivers, John Creamer, encargado de negocios en la Embajada de Estados Unidos; Christina Vejar, agregada del Departamento de Justicia y Anthony Nardozzi, jefe adjunto de litigio, narcóticos y drogas peligrosas de la DEA.
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