Desde que los países de la región decidieron cerrar sus fronteras como medida preventiva para reducir las posibilidades de propagación del coronavirus, los flujos migratorios han bajado drásticamente, al punto que, en los meses de marzo y abril, no se registraron detenciones relacionadas a la migración en las zonas fronterizas.
Así lo aseguró Blas Nuñez-Neto, director asociado del Centro de Análisis Operacional de Seguridad Nacional (HSOAC por sus siglas en inglés), e investigador principal de políticas en la Corporación RAND, una organización con sede en Washington DC, quien aseguró que el impedimento para viajar entre países, excepto por razones esenciales, ha influido en este dato.
"Recordemos que todavía están cerradas (las fronteras) en ambas direcciones, por lo que solo los viajeros esenciales puedan cruzar nuestra frontera sur con México o nuestra frontera norte con Canadá, en cualquier dirección, y como notamos, la migración de América Central se ha detenido esencialmente en marzo y abril", dijo el analista.
Según Nuñez-Neto, los flujos migratorios ya habían reportado una disminución desde la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impusiera una serie de medidas restrictivas para detener las caravanas migratorias provenientes especialmente del triángulo del norte, conformado por El Salvador, Guatemala y Honduras, en las que incluyó acuerdos con México y esos tres países, para restringir el paso de los migrantes.
Sin embargo, Nuñez-Neto agregó que esta situación no detendrá por completo la migración, sobre todo la irregular, ya que los grupos criminales relacionados al tráfico de personas, buscarán manera de adaptarse a las circunstancias.
"Uno de los efectos secundarios no deseados es que las redes de tráfico de personas se vuelven más sofisticadas, y las restricciones a los viajes y cierres de las fronteras crean aún más demanda para estas redes de contrabando", dijo el experto.
Aumentan deportaciones
Por otro lado, un grupo de analistas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, (WOLA, por sus siglas en inglés), habló sobre cómo en medio de esta pandemia, el gobierno de Estados Unidos, ha aumentado las deportaciones de migrantes indocumentados.
Así lo aseguró Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, quien dijo que desde el 20 de marzo, la administración Trump comenzó a explusar a las personas sin que estuvieran dentro del llamado Programa de Protección para Migrantes (MPP por sus siglas en inglés), que prohibe a los solicitantes de asilo esperar dentro de EE.UU. que se resuelva su caso.
"Han sido expulsadas 300 mil personas desde el 20 de marzo (…) [a los migrantes expulsados] o los deportan desde México a Centroamérica o están en el limbo porque no están en ningún proceso en México o EE.UU.", explicó Kuhner.
Esta situación, según Kuhner, deja a los migrantes en un limbo legal ya que la agencia que procesa las solicitudes de asilo en el país, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), ha suspendido también sus audiencias.
Asimismo, según Ursúla Roldán, investigadora de la Universidad Rafael Landívar, durante la pandemia del COVID, EE.UU. no ha parado la deportación de migrantes hacia Centroamérica; en concreto, a Guatemala, en vuelos desde el país norteamericano, han llegado más de 200 personas infectadas.
Finalmente, sobre los flujos migratorios, el analista Blas Nuñez-Neto, destacó que durante los últimos años se ha visto una tendencia persistente de migrantes "extra hemisféricos", en referencia a migrantes provenientes de África y Asia, que transitan por América del Sur y América Central para llegar a Estados Unidos.
"Estos migrantes extra hemisféricos seguirán queriendo venir a Estados Unidos o volverán a dirigir su atención a partes del mundo que pueden ser comparativamente menos riesgosas en términos de COVID-19 y economías menos impactadas debido a los los cierres de fronteras", cerró el experto.