Bolivia vive el peor momento desde que se inició la pandemia del COVID-19, con los casos incrementándose cada día y las redes sociales llenándose de mensajes de despedida.
Colapso en las Unidades de Terapia Intensiva, falta de medicamentos, incertidumbre por vacunas y el problema más preocupante: escasez de oxígeno medicinal, no dan tregua a un país que atraviesa la tercera ola sin poder hacer frente a la crisis sanitaria.
A contrarreloj y esperando casi un milagro, varios hospitales, sufren por la falta de este insumo vital para los pacientes críticos. Pero la situación más dramática se registra en Cochabamba, centro de Bolivia, un departamento de 2 millones de habitantes, donde se ha vuelto casi imposible acceder a un cilindro ante la alta demanda.
“Mínimo se están usando 10 tubos de oxígeno diario por paciente porque se tiene que hacer un cálculo de 15 libras por minuto y el cilindro tiene 2.000, entonces calculando, 15 libras duran para dos horas solamente; además va variando de acuerdo con la saturación de la persona y la cantidad de libras por minuto que se van aplicando”, explica la doctora Elizabeth Mareño, Coordinadora de Red del Valle Alto.
La Voz de América se trasladó hasta una planta de producción de oxígeno en esta región y pudo constatar el calvario que viven muchos bolivianos, cada día, esperando a la intemperie o en automóviles que llegue su turno para ser atendidos.
“Tengo tres pacientes en casa porque ningún hospital o clínica nos ha podido atender. Estoy con médico y enfermera particular y uno de mis familiares está crítico, los pulmones están mal un 65 a 70% y mínimamente dos cilindros por día necesito”, dice un joven que lleva más de una semana aguardando por la compra de este insumo.
La planta de producción está priorizando la atención de hospitales y posteriormente atendiendo a particulares que llegan hasta el lugar, aproximadamente a una hora y 30 minutos del centro de la ciudad, con la esperanza de comprar los cilindros de oxígeno que necesitan. Pero en medio de esa agónica espera más vidas se apagan.
“Muchos llegan y lastimosamente también muchos se van con la noticia de que sus familiares han fallecido”, relata a la Voz de América, Juan Carlos Barja, un padre de familia que aguardaba en la fila.
Gobierno acude a otros países
Ante la emergencia, el gobierno del presidente Luis Arce ha acudido a Chile, Brasil y Argentina para importar oxígeno medicinal e intentar responder a la demanda, ya no solo en Cochabamba sino también en Santa Cruz, Sucre, Oruro y Potosí, otros departamentos donde también escasea este insumo.
El viernes el viceministro de Comercio Exterior, Benjamín Blanco anunció que Brasil envió 22,5 toneladas de oxígeno de las 230 que tiene comprometidas para el país.
También el ministro de Salud y Deportes, Jeyson Auza, dijo que en las próximas horas llegará al país 60 toneladas de oxígeno procedente de Chile. “Gracias al apoyo del ministro de Salud de Chile y la participación de la OPS/OMS hoy se está transportando desde ese país 60 toneladas de oxígeno, inicialmente llegarán 20 para atender de manera urgente la demanda y posteriormente contaremos con el total previsto”.
Mientras, el presidente Luis Arce, pidió a las alcaldías y gobernaciones puedan asumir sus responsabilidades en la lucha contra el COVID-19. “Hay roles que las gobernaciones y que los municipios deben cumplir, la medicación y el tratamiento, que tiene que ver con dotar de medicamentos oportunamente, de terapias intensivas, de oxígeno; exhortamos que cumplan esta división de trabajo que hemos hecho”, dijo Arce en un acto realizado en la ciudad de El Alto.
Con más de 14.800 decesos y entre 2.000 a 3.000 casos registrados por día como cifras récord, la gestión del gobierno central en la pandemia es criticada por la oposición, además porque ahora el país enfrenta una nueva preocupación por la falta de vacunas en algunas regiones. Hasta ahora solo el 11% de la población boliviana ha sido vacunada con una dosis, alrededor de 11 millones, pero solo el 2% tiene las dos dosis.
“No es posible que sigamos contemplando la muerte de ciudadanos bolivianos sin hacer las intervenciones adecuadas. Si el gobierno no cambia sus políticas (en salud), lo vamos a denunciar internacionalmente”, señaló en una conferencia de varios parlamentarios de oposición, la senadora de Creemos, Centa Rek.
Las regiones más golpeadas están asumiendo medidas estrictas como nuevos confinamientos para intentar contener los contagios de esta tercera ola, aunque hay resistencia de sectores productivos que argumentan la afectación a la economía.
La OMS expresó recientemente su preocupación por las altas tasas de mortalidad, que han aumentado un 20% en Bolivia.
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