Latinoamérica fue la gran ausente en el primer primer discurso sobre política exterior del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El mandatario centró su alocución en distanciarse de la política de la sombra aislacionista que el país proyectaba al exterior bajo el mandato del expresidente Donald Trump y se comprometió a aumentar el número de refugiados que recibe el país cada año.
Expertos consultados por la Voz de América señalaron que la ausencia de la región en la intervención de Biden en el Departamento de Estado puede indicar que el presidente no ve a los países latinoamericanos como un amenaza para EE. UU.
Adam Isaacson, analista de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), dijo a la VOA que esto “no va a ser bien recibido” en los países latinoamericanos.
“Puede implicar que Latinoamérica es una región en segundo plano para la política exterior”, sopesó el experto. Isaacson agregó que, al no mencionar a los países hispanos, Biden puede estar lanzando el mensaje de que no ve amenazas en Latinoamérica en temas de terrorismo, amenazas nucleares o potencias que puedan ser una competencia económica.
Sin embargo, concluyó el analista, “una frase o dos explicando las prioridades hacia Latinoamérica no le hacen daño a nadie”.
Por su parte, Michael Shifter, presidente del centro de pensamiento Diálogo Interamericano argumentó a VOA Noticias que “Biden no tiene que demostrar su compromiso con la región” porque ya fue establecido cuando fue vicepresidente de Obama, cuando sus esfuerzos estuvieron centrados en gran parte en Centroamérica.
“Creo que los países de Latinoamérica van a entender que la región, tal vez felizmente, no tiene la misma urgencia de países que tienen capacidades nucleares (….) y no son potencias de mucha fuerza económica como China”, dijo el experto.
Diferencia "fundamental" con Trump, más refugiados anualmente
Biden se enfocó en marcar una diferencia “fundamental” con el gobierno Trump, mostrando que “se acabó el unilateralismo” y que el país va “intentar hacer diplomacia lo más que pueda”, aseguró Isaacson.
Al marcar su distinción, Biden desveló el jueves que aumentará el número de refugiados que el país recibe cada año a 125.000, muy por encima del límite de 15,000 que llegó a instaurar Trump al final de su presidencia.
Según datos del Migration Policy Institute, en el 2016 -último año de la presidencia de Obama- fueron admitidos 84.094 refugiados a EE. UU. y los principales países de origen fueron la República Democrática del Congo (19,3%), Siria (14,8%) y Birmania (14,5%).
Para Latinoamérica, esto puede significar “más acceso para algunos centroamericanos, venezolanos y haitianos”, apuntó Isaacson, quien no obstante acotó que la mayoría de personas que vinieron a EE. UU. como refugiados en el gobierno de Barack Obama vinieron de otras regiones del mundo.
Biden hizo énfasis en un mensaje que ya había dejado claro desde su campaña: que Washington “está comprometido” con el multilateralismo y la diplomacia, coincidieron los expertos.
Quiere cambiar el rumbo, el enfoque, el estilo y el tono"
Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano
“[Biden] quiere cambiar el rumbo, el enfoque, el estilo y el tono; en lugar de amenazar a otros países y aplicar sanciones, más bien se trata de conservar alianzas y con los adversarios, buscar áreas de terreno común”, dijo Shifter.
Durante el mandato del expresidente Trump, EE. UU. debilitó los lazos con aliados tradicionales como la Unión Europea y con organismos internacionales, como la ONU o la OTAN, que fueron blanco habitual de críticas del mandatario republicano.
En los primeros días de su mandato, Biden decidió regresar al país norteamericano al acuerdo climático de París y a la Organización Mundial de la Salud (OMS), dando revés a polémicas decisiones del gobierno Trump.
Otro punto de diferencia con el gobierno anterior que marcó Biden fue el apoyo a la comunidad LGBTQ. Bajo el mandato del ex secretario de Estado, Mike Pompeo, la cartera de Exteriores adoptó varias políticas que señalaron oposición a los derechos de la comunidad LGBTQ.
Entre ellas estuvo la controversial decisión de prohibir a las embajadas de EE.UU. izar la bandera del arcoíris durante el mes del orgullo gay o la creación de una comisión de “Derechos Inalienables” que calificó en un reporte al matrimonio igualitario como un tema “controvertido” y no de derechos humanos.
Biden, en su discurso, señaló que revitalizaría el liderazgo de EE. UU. en asuntos LGTBQ “asegurando que la diplomacia y asistencia internacional” trabajarán para “promover los derechos de esos individuos”.
El matrimonio entre parejas del mismo género no es legal en todos los países de Latinoamérica, donde existe oposición en sectores políticos y de la sociedad civil. Para Isaacson, el apoyo de Biden a este tema “va a dar de qué hablar" en algunos países. "Pero no creo que vaya a crear una gran división”, concluye.
Principales “amenazas”
Nombrando específicamente a China, Rusia e Irán, Biden los señaló como los países que EE. UU. ve como “principales amenazas” en temas de capacidad nuclear y competencia económica, aseguraron ambos expertos.
Shifter ve a China como posiblemente el “tema más difícil y delicado” al que se enfrentará la Administración Biden en materia de política exterior. “Habrá muchas discrepancias y desacuerdos como derechos humanos y también áreas donde habrá oportunidades para cooperar”, señaló el experto y citó el cambio climático, como un asunto para el que es esencial la cooperación del gigante asiático.
En la relación con Rusia, opina Shifter, Biden está tomando una “posición muy distinta” respecto al gobierno Trump, que tuvo varios acercamientos con el país e incluso un encuentro bilateral. “No hubo críticas en cuanto a derechos humanos”, observó el experto. En su discurso, Biden expresó su rechazo a la condena del opositor Alexei Navalny y pidió su inmediata liberación.