Un estudio reciente realizado conjuntamente por la Agencia para Refugiados de Naciones Unida (ACNUR) y la organización HelpAge, refleja que la pandemia ha empeorado la situación de vulnerabilidad de las personas mayores refugiadas y desplazadas en América Latina.
El documento, 'Un reclamo de dignidad: Vejez en la movilidad humana', recoge el testimonio de personas mayores que están en situación de desplazamiento forzado en Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras y Perú. Alrededor del 50% reportó haber sufrido “discriminación” y un número similar, “incidentes de abuso”.
Según ACNUR, este grupo de personas, históricamente no han sido incluidos o protegidos en los países de acogida, problema que ha empeorado con la llegada del COVID-19.
“Las personas adultas mayores que han sido desplazadas se enfrentan a la falta de cuidados y no reciben suficiente protección”, apuntó José Samaniego, director del Buró Regional de ACNUR para las Américas.
Samaniego además hizo énfasis en la necesidad que los refugiados de mayor edad sean incluidos en “los programas de vacunación contra la COVID-19” de los países de acogida, ya que es su derecho y una forma de “salvaguardar su dignidad”.
Más causas
La vivienda y la escasez de alimentos a consecuencia de la falta de ingresos empeoró para las personas en situación de movilidad humana en todos los países objeto del estudio.
En Honduras y El Salvador, un tercio de las personas encuestadas informó que había perdido su trabajo. En los países de la región andina, fueron casi la mitad.
Además, de acuerdo con el informe, el 42% de las personas encuestadas no recibió tratamiento por problemas de salud previos y el 6% de las personas contagiadas con COVID-19 no obtuvo la atención médica adecuada.
Marcela Bustamante, representante Regional de HelpAge para América Latina y el Caribe hizo un llamado a la comunidad internacional sobre la situación de estas personas.
“Mientras que las personas mayores son tratadas como si fueran invisibles. Los gobiernos y la comunidad internacional deben hacer todo lo posible para que [..] puedan vivir con dignidad. Se necesita un cambio urgente”, puntualizó.
Un dato que resalta el informe es que, pese al aumento de su vulnerabilidad, un gran porcentaje de los entrevistados aún tenían que actuar como sostén de sus hogares y cuidar de otros miembros de la familia, como niños y adolescentes (un 60%) y personas con discapacidad (un 5%).
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