Ana Aldapi es boliviana y vive hace cinco años en el estado de Paraíba, en Brasil, y ve con preocupación cómo la tardía reacción de las autoridades para atender la emergencia de COVID-19 ha sido devastadora, aunque dice que es muy importante “defender la atención de la salud pública” a la que todos tienen derecho.
“Se está luchando mucho en los últimos años para preservar el sistema de salud público. Ahora, en la pandemia, yo he tenido acceso cuando estaba con un caso de COVID el año pasado a la atención con los médicos. Entonces es importante la función del sistema de salud en Brasil”, dijo.
Otro testimonio es el de Karla Burgoa, de padre potosino y madre brasileña, tiene doble nacionalidad y dice que la situación de los inmigrantes en Brasil es muy difícil a pesar de que existen leyes que garantizan el acceso a la salud pública.
“Solo en Brasil hay más de 250.000 bolivianos y muchos tienen dificultades para tener atención por temor a las denuncias y malos tratos porque no han regularizado su situación migratoria”, explicó Karla.
Para contener los contagios de COVID-19 Bolivia determinó un cierre temporal de la frontera con Brasil y controles estrictos en las terminales aéreas y terrestres, aunque muchos, según testimonios, entran de manera ilegal.
Enrique Navala, periodista que sigue de cerca la situación desde Cobija, capital del Departamento de Pando, fronterizo con el estado de El Acre, en Brasil, relató a la Voz de América:
“Son dos puntos de ingreso autorizados que hay a Bolivia por la ciudad de Cobija. Actualmente en Río Branco. que es la capital del estado de El Acre, se tiene un colapso del sistema de salud público y lo propio en Cobija”.
La situación se agrava también en otras poblaciones como Guayaramerín, al norte del Departamento del Beni, también en la frontera con Brasil, que declaró desastre sanitario.
“Pasamos por momentos muy difíciles, la sala COVID ha colapsado, el hospital está lleno, en los domicilios hay gente que no quiere llegar a los hospitales y está falleciendo”, dijo la alcaldesa Helen Gorayeb.
Bolivia aún no ha reportado de manera oficial la nueva variante brasileña en territorio nacional, aunque ya se enviaron muestras de casos recientes para análisis en el exterior.
El lunes se inició la inmunización a personas mayores de 60 años y con enfermedades preexistentes, pero existen varios reclamos sobre la distribución de las vacunas y observaciones al plan del gobierno central.
Brasil atraviesa una nueva ola de contagios del nuevo coronavirus que dejó el martes una cifra récord de 4.000 muertes en un día. El país es el segundo en casos y muertes por COVID-19 en el mundo después de EE. UU. con 13 millones y más de 335.000, respectivamente.
Bolivia, un país mucho menor, ha reportado 276.890 casos y 12.300 muertes, según cifras de la Universidad Johns Hopkins.
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