El 7 de marzo los bolivianos están convocados a las urnas para definir a sus autoridades regionales y locales, en un nuevo proceso electoral que se desarrolla en medio de la pandemia de COVID-19 y un preocupante repunte de casos y fallecimientos.
En todas las regiones del país se elegirán a gobernadores, subgobernadores, alcaldes, asambleístas y concejales para una gestión de cinco años. Tras los comicios presidenciales de octubre de 2020, los partidos ya conocidos presentan ahora a sus candidatos, pero también surgen nuevas fórmulas políticas que desafían las propuestas tradicionales.
La socióloga y politóloga María Teresa Zegada, en entrevista con la Voz de América, analizó este nuevo escenario político, que considera clave por la emergencia sanitaria y las demandas más urgentes de la población.
“La característica de las elecciones subnacionales es que combinan esta estructura ideológica y partidaria con otros elementos, como son el perfil de los liderazgos locales, y en este caso es interesante constatar que pesan también los programas de gobierno y la expectativa que la gente tiene de lo que puede hacer cada candidato respecto a sus necesidades más urgentes”, dijo Zegada.
Con la atención puesta en la salud y la reactivación de la economía, la mayor parte de las propuestas apuntan a resolver problemas en ambos aspectos.
En este contexto, se fortalecen algunos candidatos con mayor trayectoria política que apelan a su experiencia frente a nuevos actores que desde su juventud o activismo se muestran como alternativas renovadas para encarar una cotidianidad más compleja y desafiante.
El Movimiento Al Socialismo (MAS), partido del actual gobierno y cuyo jefe de campaña es el expresidente Evo Morales, mantiene una importante presencia regional en Bolivia, aunque ha mostrado fragmentación y desacuerdos internos de cara a estos nuevos comicios.
Uno de los hechos más contundentes fue el alejamiento de la expresidenta del Senado, Eva Copa, quien ahora se postula para alcaldesa por una nueva agrupación política en la ciudad de El Alto, liderando la intención de voto, de acuerdo con una encuesta reciente.
Según el politólogo Marcelo Aruquipa, la lectura de este escenario político tiene mucha fuerza en el MAS como opción sólida, pero también representa “una mezcla entre lo viejo y lo nuevo, y esa mezcla va a dar resultado recién después de esta elección subnacional para ver cuál va a ser el curso de la política del bloque ‘masista’ y del bloque ‘antimasista’”.
¿Postergar las elecciones?
Tras la muerte de cinco candidatos a causa de COVID-19, en los últimos días crecieron los pedidos de postergación de las elecciones. Sin embargo, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) se mantiene firme en el 7 de marzo como fecha para la celebración de estos comicios.
El vocal Francisco Vargas apela a la experiencia de octubre de 2020, donde hubo una masiva participación de la ciudadanía aún en el contexto de la emergencia sanitaria.
“Creemos que tenemos la capacidad para llevar adelante el proceso electoral”, dijo Vargas. “Los hermanos bolivianos demostraron el 18 de octubre que se puede poder votar con medidas de bioseguridad y creemos que esta no va a ser la excepción”.
Añadió que estarán pendientes al “rebrote que pueda darse” en los próximos días.
El politólogo Marcelo Aruquipa considera que la responsabilidad para aceptar o rechazar un cambio no debe pasar por el gobierno ni los médicos, sino plenamente por el Órgano Electoral.
“Son ellos los que están fallando, debe haber una explicación clara hacia la población sobre la fecha de las elecciones”, declaró.
Sin embargo, la analista María Teresa Zegada cree que para este proceso electoral no hay una urgencia por resolver una disputa política como ocurrió el año pasado y por eso ahora “sería adecuado pensar en una postergación para garantizar las condiciones de salud de los votantes y también las condiciones mínimas electorales para que los candidatos puedan hacer su campaña”.
Según datos del Ministerio de Salud y Deportes, los casos de COVID-19 en Bolivia, superan hasta la fecha los 205.208 y los decesos suman más de 10.000.
El sector de la salud insiste en solicitar apoyo a las autoridades para hacer frente al colapso de las unidades de terapia intensiva en todo el país y pide que se retorne a la cuarentena rígida o se implementen medidas más estrictas para contener la pandemia ya que el personal de primera línea está siendo muy afectado por esta segunda ola de contagios.
Los gobiernos locales están asumiendo medidas diferentes en cada región, pero la posibilidad de un confinamiento extremo encuentra aún mucho rechazo.