Nuevos hallazgos en la autopsia al cadáver del expresidente chileno Salvador Allende apuntan a pudo haber sido asesinado, según material inédito revelado por la televisión estatal, que contradice la versión oficial del suicidio instalada por la dictadura del general Augusto Pinochet y aceptada hasta ahora por la familia.
Allende habría recibido dos disparos, tal y como indicaba una de las versiones, que afirmaba que el expresidente fue rematado por uno de sus colaboradores después de haberse intentado suicidar.
Un de un arma de bajo calibre disparó el primer tiro, seguido de otro procedente de un fusil de guerra, indicó el forense uruguayo Hugo Rodríguez. “Encontramos dos patrones diferentes, uno el que deja una bala con efecto explosivo de un arma de guerra, y otro, el que deja una bala de menor velocidad", explico en el programa televisivo.
"Es perfectamente planteable que fue otro disparo, y si fue otro disparo, fue antes", afirmó el médico.
Hasta el momento, estas conclusiones coinciden con las del forense chileno Luis Ravanal, que en 2008 describió la teoría del suicidio asistido.
Otro de los datos revelados por el forense señalaba que en el jersey de cuello alto usado por el mandatario no hay rastros de sangre, tampoco en su tórax, que debería haber estado impregnados por efectos de la ley de gravedad, según menciona la agencia Associated Press.
"El orificio de bala debajo del mentón era de grandes dimensiones, esgarró la lengua, el paladar, la nariz, va contra la lógica que no exista sangre. La única explicación es que la segunda bala la recibió muerto y en otra posición, donde hubo escurrimiento de sangre post mortem", declaró.
Este dato contradice la autopsia oficial, que describe la ropa interior de Allende "profusamente impregnadas en sangre, tenía que haber habido otra herida, pero no aparece descrito", indicó Ravanal.
En 1990 se realizó una primera exhumación del cadáver del expresidente, similar a la del lunes pasado. Sin embargo, en aquella ocasión no hubo un respaldo de médicos forenses y se limitaron a traspasar los restos a otro ataúd.
Ravanal y Rodríguez piensan que allí se pudieron haber perdido fragmentos esenciales para aclarar las causas de su muerte.
Otra situación que añade dudas sobre el suicidio se relaciona con las huellas dactilares que debió haber dejado Allende en el arma que supuestamente usó para matarse, un fusil de asalto que le había regalado su amigo Fidel Castro, en 1971. El peritaje balístico afirma que "no se ha podido revelar en ella huellas dactilares útiles del señor presidente ni de nadie".
El doctor Patricio Guijón, el último que habría visto con vida a Allende, asegura que fue testigo de su suicidio, poco antes de que los militares tomaran por asalto La Moneda. Según Guijón, encontró a Allende "sin cabeza prácticamente, de las cejas para arriba era irreconocible, el resto de la cara se desprende".