Un grupo de estadounidenses que observan al presidente Joe Biden está viendo algo más allá de los tropiezos en un debate y los errores mediáticos: se ven a ellos mismos.
El debate sobre la aptitud del demócrata de 81 años para otro mandato está resonando especialmente entre otros estadounidenses mayores que, como él, quieren seguir trabajando.
“La gente me decía que yo también debería retirarme”, comentó D’yan Forest, comediante neoyorquina de 89 años. “Pero hay que seguir trabajando, pase lo que pase”.
Forest se ha tropezado de vez en cuando con algún chiste y le resulta más difícil memorizar sus líneas. Pero está más ocupada que nunca, atrayendo al público y consiguiendo grandes carcajadas con chistes picantes y las canciones que toca con su ukulele. No considera el desempeño de Biden en el debate como un “bache”, y le enfada que una sola noche haga que la gente pase por alto todos los beneficios que aporta la edad.
Los mayores de 75 años son el grupo etario de mayor crecimiento en la población activa de Estados Unidos. Según la Oficina del Censo, uno de cada cinco estadounidenses de 65 años o más tiene trabajo.
Muchos adultos mayores se muestran contrariados al ver cómo se aparta a un coetáneo por su edad y, al igual que Forest, insisten en que debería ser decisión de cada uno cuándo decide abandonar el lugar de trabajo.
“Tiene experiencia”, comenta Forest. “Tiene criterio. Lo ha visto todo”.
Sin embargo, incluso entre esa creciente población de trabajadores mayores, algunos quieren que Biden se rinda.
”Olvídalo. Se acabó la fiesta”, dice Betty Ann Talomie, una mujer de 81 años de Seneca Falls, Nueva York, que nació pocas semanas después que el presidente. “Algunas personas no pueden asumir que ha llegado el momento”.
Talomie trabajó su último turno como camarera en enero. Seguía apreciando a los clientes habituales, quería a sus compañeros de trabajo y disfrutaba teniendo algo en lo que ocupar los aburridos días de invierno. Pero empezó a sentirse más cansada al final de su turno y supo que había llegado el momento.
“Es como todo a esta edad: cuesta el doble hacer cualquier cosa”, dice Talomie.
Piensa votar por Donald Trump, como lo hizo en 2020, pero dice que él también está listo para la jubilación.
“Creo que ambos deberían sentarse en sus tumbonas”, dice.
Biden insiste en que no se hará a un lado. Trump, de 78 años, se ha librado de preguntas similares sobre su edad. Si es elegido y cumple un mandato completo, acabará desbancando a Biden como el presidente de más edad en la historia de Estados Unidos.
Eli Trujillo, un barbero de 87 años de Cheyenne, Wyoming, ve que la edad pasa factura a Biden, pero sabe que ya no corta el pelo tan rápido como antes ni trabaja tantas horas.
¿Quién es él para juzgar la decisión del presidente?
“Si cree que aún puede hacerlo”, dice Trujillo, “no se lo reprocho”.
Los empleados más viejos ven una discriminación por edad descontrolada en sus lugares de trabajo, y para los que permanecen en el empleo, que les pregunten por sus planes de jubilación es un agravio constante.
“Me miran y me dicen: ’¿Por qué no te jubilas? Puedes relajarte'”, explica Paul Durietz, profesor de 76 años de Gurnee, Illinois. “Es que me gusta enseñar”, les contesta.
Durietz, que enseña ciencias sociales en séptimo grado, puede que llegue a casa un poco más cansado que antes, pero dice que trabajar hasta una edad avanzada ya no es un gran problema.
Las encuestas han mostrado que los estadounidenses de más edad tienen una opinión más favorable de Biden que los jóvenes, y son menos propensos a decir que debería retirarse para dar paso a otro candidato. Pero incluso entre la gente mayor, Biden enfrenta un fuerte escepticismo.
Seis de cada 10 personas mayores de 70 años se mostraron a favor de que Biden se retire de la contienda en una encuesta publicada el miércoles por el AP-NORC Center for Public Affairs Research.
Harriet Newman Cohen es una de ellas. Aunque votará por Biden si se queda, le resulta doloroso ver sus apariciones y teme que haya perdido totalmente la conciencia de sí mismo.
“Lo que está ocurriendo ahora”, dice esta abogada de 91 años, “está dando una muy mala imagen a la vejez”.
Cohen dice que ella no ha perdido el ritmo en absoluto y que la vejez le ha aportado “más agudeza, más vivacidad, más energía”. Aunque le molesta la idea de que alguien le sugiera que se jubile del trabajo que ama, cree que ha llegado el momento de que Biden se haga a un lado.
“He tenido mucha suerte”, dice Cohen. “Pero el presidente no ha tenido tanta suerte”.
Aunque muchos jóvenes no se imaginan trabajando más tiempo del necesario, los trabajadores de más edad suelen decir que no se imaginan no seguir trabajando.
Aunque algunos trabajan hasta los 70, 80 y más años porque la economía les obliga, muchos otros lo hacen por preferencia. Las encuestas muestran sistemáticamente que la satisfacción laboral aumenta con la edad y, para quienes aman su trabajo, optar por dejarlo es una decisión difícil.
Jim Oppegard, conductor de autobús escolar de 94 años de Brooklyn Park, Minnesota, se está planteando si volver a trabajar el mes que viene, cuando empiece el nuevo año escolar.
Le encantan los niños y contar con dinero extra para hacer donaciones, y sigue realizando exámenes cada año para asegurarse de que está a la altura del trabajo. La organización Guinness World Records lo certificó este año como el chofer de autobús más anciano del mundo, un honor que le hizo reflexionar sobre su futuro.
Ha pensado en jubilarse antes, pero siempre se ha echado atrás. Esta vez podría ser diferente.
“Hay algo que se puede decir cuando uno se retira por la puerta grande”, dice Oppegard.
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