El agente de seguridad muerto el viernes en un tiroteo en el aeropuerto de Los Ángeles era de origen salvadoreño y habría cumplido 40 años esta semana.
Gerardo Ismael Hernández, con domicilio en Porter Ranch, en el valle de San Fernando, llegó a Estados Unidos cuando tenía 16 años y hacía cinco que trabajaba en el aeropuerto.
Ana Machuca Hernández, la esposa del agente asesinado, dijo en una breve declaración que su esposo era “un gran hombre... una persona alegre, que se sentía orgulloso de su deber con el público estadounidense. Era un maravilloso esposo, padre, hermano, hijo y amigo”, indicó enfrente de su residencia, en el noroeste de Los Ángeles.
La viuda reveló que ambos se conocieron en 1994, cuando él tenía 19 años y ella 16, y que se casaron cuatro años más tarde, el 14 febrero de 1998, el día de San Valentín.
Las autoridades todavía no saben los motivos exactos para que el sospechoso de provocar el tiroteo abriera fuego en el aeropuerto.
Lo que sí se sabe ahora es que Paul Ciancia, de 23 años, actuó solo y fue llevado al aeropuerto por un amigo en un vehículo negro Hyundai.
De acuerdo a los documentados presentados ante una corte, Ciancia ingresó a la terminal 3 del aeropuerto, sacó de su bolsa un fusil de asalto calibre .223 y disparó repetidamente a bocajarro contra el agente Hernández.
El atacante disparó después contra otros dos empleados uniformados de la TSA y contra un pasajero, todos los cuales resultaron heridos, antes de que la policía lo hiriera de bala.
En la bolsa, Ciancia llevaba una nota en la que afirmaba que "tomó la decisión consciente de intentar matar" a muchos empleados de la TSA y que quería "infundirles miedo en sus mentes traicioneras", además de demostrar lo fácil que era meter un arma de fuego en el aeropuerto.
Ciancia permanece hospitalizado en estado crítico, fuertemente sedado e incapaz de declarar.
El agente Hernández era el más joven de cuatro hermanos y deja huérfanos a dos hijos.
El periódico Los Angeles Times ha identificado a los otros dos agentes heridos como James Speer, de 54 años, y Tony Grigsby, de 36. Ambos se recuperan en sus casas.
Gerardo Ismael Hernández, con domicilio en Porter Ranch, en el valle de San Fernando, llegó a Estados Unidos cuando tenía 16 años y hacía cinco que trabajaba en el aeropuerto.
Ana Machuca Hernández, la esposa del agente asesinado, dijo en una breve declaración que su esposo era “un gran hombre... una persona alegre, que se sentía orgulloso de su deber con el público estadounidense. Era un maravilloso esposo, padre, hermano, hijo y amigo”, indicó enfrente de su residencia, en el noroeste de Los Ángeles.
La viuda reveló que ambos se conocieron en 1994, cuando él tenía 19 años y ella 16, y que se casaron cuatro años más tarde, el 14 febrero de 1998, el día de San Valentín.
Las autoridades todavía no saben los motivos exactos para que el sospechoso de provocar el tiroteo abriera fuego en el aeropuerto.
Lo que sí se sabe ahora es que Paul Ciancia, de 23 años, actuó solo y fue llevado al aeropuerto por un amigo en un vehículo negro Hyundai.
De acuerdo a los documentados presentados ante una corte, Ciancia ingresó a la terminal 3 del aeropuerto, sacó de su bolsa un fusil de asalto calibre .223 y disparó repetidamente a bocajarro contra el agente Hernández.
El atacante disparó después contra otros dos empleados uniformados de la TSA y contra un pasajero, todos los cuales resultaron heridos, antes de que la policía lo hiriera de bala.
En la bolsa, Ciancia llevaba una nota en la que afirmaba que "tomó la decisión consciente de intentar matar" a muchos empleados de la TSA y que quería "infundirles miedo en sus mentes traicioneras", además de demostrar lo fácil que era meter un arma de fuego en el aeropuerto.
Ciancia permanece hospitalizado en estado crítico, fuertemente sedado e incapaz de declarar.
El agente Hernández era el más joven de cuatro hermanos y deja huérfanos a dos hijos.
El periódico Los Angeles Times ha identificado a los otros dos agentes heridos como James Speer, de 54 años, y Tony Grigsby, de 36. Ambos se recuperan en sus casas.