Una de las víctimas del ataque suicida talibán del lunes en el sur de Afganistán se ha convertido en la primera soldado estadounidense abiertamente gay que ha muerto en combate.
El Pentágono identificó a la mayor de la Fuerza Aérea, Adrianna Vorderbruggen, de 36 años, como una de las víctimas de la explosión.
En 2012, Vorderbruggen se había casado con su pareja, Heather Lamb, en lo que fue uno de los primeros matrimonios homosexuales de miembros del ejército desde que el presidente Barack Obama derogó la política de “No preguntes, no digas”, que rigió durante 20 años.
La ley impedía que los gay sirvieran como soldados en el ejército de EE.UU.
“Nuestro consuelo es saber que ella quería estar allí, amaba y creía en su trabajo, y estaba haciendo una labor importante en nombre de los afganos y de nuestro país”, dijo Lamb sobre su esposa, en mensajes enviados a los medios estadounidenses.
Otra de las víctimas del ataque del lunes fue el sargento Joseph Lemm, quien tenía licencia del Departamento de Policía de Nueva York para estar por segunda vez en Afganistán como miembro de la Guardia Nacional. El comisionado policial, William Bratton, dijo que el detective Lemm era uno de los “mejores” de la ciudad, que “ejemplificaba la abnegación que todos quisiéramos alcanzar”.
Las seis fatalidades llevan la cifra de soldados estadounidenses muertos en combate en este año a 10. Otro tanto ha muerto en situaciones fuera de combate, incluyendo varios choques de helicóptero.