Aunque el argumento de muchos detractores se basa principalmente en que los nuevos beneficiados con un estatus laboral legal agobiarán los programas de prestaciones sociales y arrebatarán los puestos de muchos trabajadores, otros parecen no ser tan pesimistas.
“Hay razones para ser ‘medianamente’ positivos con respecto a la capacidad de generación de más demanda por las decisiones que se están tomando", dijo a la Voz de América el economista del Banco Bulltik Capital, Alberto Bernal.
Los beneficios económicos del decreto migratorio impulsarán la economía del país, según la Casa Blanca.
“Un análisis hecho por el Consejo de Asesores Económicos del presidente reveló que la acción ejecutiva impulsará la producción económica en 0,4 a 0,9 por ciento durante 10 años, correspondiendo a montos en el PIB de $90 mil millones [de dólares] a $210 millones para 2024”, dijo Cecilia Muñoz, directora del Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca.
Para otros, el pronóstico será incluso hasta mejor que la última vez en que una gran cantidad de trabajadores indocumentados obtuvo estatus legal e ingresó de inmediato a la fuerza laboral estadounidense, en 1986.
"Para un trabajador que genera $20 mil o $15 mil [dólares], está hablando de 15 por ciento en impuestos y cientos y cientos de miles de personas van a entrar a EE.UU., una cantidad considerable", dijo a la Voz de América el experto en inmigración, Alejandro Vásquez.
Bernal dice que el problema de regularizar a millones de indocumentados no viene de la perspectiva económica.
"La mayoría de las críticas tienen que ver con eso y es que no hay ningún problema en que las personas vengan acá, pero tiene que hacerse a través de los pasos legales, ya que Estados Unidos es un país que le gusta mucho que se cumplan las reglas”, dijo Bernal.
“Si no se cumplen las reglas, genera una reacción negativa ", concluyó.
