Cada vez hay más alumnos universitarios extranjeros que viajan a Estados Unidos a través de programas de empleos de verano que ofrece la visa J-1 por un tiempo limitado de unos cuatro meses.
La esperanza de estos alumnos es que en los pocos meses que trabajen en EEUU puedan juntar dinero, aprender inglés y conocer la cultura del país. Parece un buen negocio.
Y aunque para la mayoría lo es, también hay casos de estudiantes que son engañados por reclutadores y obligados a hacer trabajos forzosos una vez que arriban a Estados Unidos, según un informe investigativo de la agencia AP, que puso al descubierto el lado oscuro de este programa de intercambio.
AP descubrió que hay estudiantes “obligados a trabajar en clubes de striptease en lugar de restaurantes. Otros se llevan a sus casas $ 1 dólar por hora o incluso menos. Algunos viven en apartamentos tan abarrotados que duermen por turnos porque no hay camas suficientes. Otros tienen que comer en el suelo”.
“Ellos están entre los más de 100.000 estudiantes universitarios que vienen a EEUU cada año a través de la popular visa J-1, y abastecen a los centros vacacionales con mano de obra barata como parte de un programa dirigido a fomentar el entendimiento cultural”.
El problema es que muchos estudiantes extranjeros pagan a reclutadores para que les ayuden a encontrar trabajo en Estados Unidos. Y esos reclutadores no siempre honestos les cobran tarifas altísimas para luego asignarles apartamentos sucios y extremadamente precarios, y trabajos que no siempre pagan lo que prometen.
En el peor de los casos, los trabajos pagan una miseria y los estudiantes deben ir a comedores públicos o buscar otros trabajos para pagar su estadía en el país, según el informe.
AP también cuenta la historia de una ucraniana que fue obligada a hacer striptease en Detroit. Ella testificó ante el Congreso en octubre de 2007 sobre cómo terminó en esa situación.
Estaba estudiando medicina deportiva en Kiev cuando su jefe le contó sobre el programa de la J-1. Y fue a EE.UU. pensando que iba a trabajar como moza cuando en realidad, cuando llegó, le quitaron su pasaporte y le dijeron que tenía que pagar $ 12.000 dólares por el viaje y $ 10.000 por los documentos de trabajo.
Los hombres que le hicieron eso están en prisión y el anterior jefe de la joven ucraniana se fugó, de acuerdo al informe.
El gran problema es que el Departamento de Estado “no ha logrado responder a las quejas que recibe de los estudiantes” hasta hace poco tiempo, cuando “finalmente creó una base de datos de las quejas”, según AP.