Eduardo Cunha, líder de la Cámara de Diputados de Brasil, abrió el miércoles un proceso de juicio político a la presidenta, Dilma Rousseff, por adulteración de las cuentas públicas, una maniobra que puede hacerla perder su cargo.
Rousseff dio inicio a su segundo mandato el 1 de enero tras una difícil reelección. Su popularidad se ha desplomado haciendo también deteriorar su imagen debido a las revelaciones diarias de la Operación Lava Coches, un enorme caso de corrupción que ha implicado a multimillonarios, ejecutivos de Petrobras y a decenas de políticos.
Rousseff dijo: "Son inconsistentes e improcedentes las razones que fundamentan esta solicitud. No practiqué ningún acto ilícito" y "Recibí con indignación la decisión del señor presidente de la cámara de diputados de procesar un juicio político”
Cunha, del Partido Del Movimiento Democrático Brasileño, por su parte enfrenta cargos de corrupción ante la Suprema Corte por supuestamente aceptar millones de reales en sobornos. Otro de los temas polémicos en su contra es la revelación de documentos que mostraban que tenía cinco millones de dólares escondidos en cuentas bancarias en Suiza.
Miembros del Partido de los Trabajadores defendieron a Rousseff diciendo que presentarán un recurso ante la Suprema Corte para que la decisión de Cunha pierda validez.
"Cunha recurrió al nivel más bajo de chantaje que un país puede ver," expresó el senador Humberto Costa, del partido oficialista.
El pedido de juicio político llega en un momento crítico para el país. Pronósticos estiman que la economía se contraerá 3,5% en el año tras caídas de los productos básicos a nivel mundial que habían impulsado desarrollo en el país en la última década.
Esta crisis ha inflado los precios y aumentado el desempleo, y algunos economistas dicen que Brasil está atravesando la peor recesión desde 1930-32.