Un migrante hondureño de 17 años describió a bebés que dormían sobre el suelo frío. Una madre adolescente dijo que su bebé enfermo no pudo abrir los ojos durante dos días, pero nadie respondió a sus súplicas de ayuda. Otra adolescente se hizo cargo de un niño de cinco años que fue separado de su padre.
Varios abogados pidieron el miércoles a un juez federal de Los Ángeles que declare en desacato al Gobierno de Estados Unidos por violaciones "flagrantes y persistentes" de los términos de un acuerdo de 1997 que regula el tratamiento de los niños en centros de detención de inmigrantes.
Asimismo, solicitaron la adopción de medidas inmediatas para remediar las condiciones "deplorables" en las que están confinados los menores en estas instalaciones.
Los documentos presentados por los abogados incluyen decenas de declaraciones de los niños y fueron elaborados tras visitar la semana pasada junto a médicos las instalaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) en el sur de Texas para supervisar el cumplimiento del denominado "Acuerdo Flores".
Funcionarios de la CBP y del Departamento de Justicia declinaron hacer comentarios sobre estas presentaciones.
En su visita vieron a niños detenidos durante semanas sin acceso a jabón, agua potable, duchas o, incluso, una muda de ropa, escribieron los abogados. Las condiciones antihigiénicas hicieron que la gripe se propagara entre los niños, que, según dijeron, no estaban recibiendo un tratamiento médico inmediato.
Los documentos destacaron que al menos seis niños murieron mientras estaban bajo custodia de los servicios migratorios estadounidenses o poco después de ser liberados el año pasado.
"Cada día que pasa hay más hospitalizaciones y más vidas en riesgo", escribieron los abogados en los documentos a la corte.
"Es necesaria una intervención judicial inmediata para obligar al cumplimiento inmediato del acuerdo, poner fin a esta crisis de salud y bienestar, y evitar más enfermedades y muertes infantiles en la frontera", agregaron.
Los abogados solicitaron una inspección inmediata de las instalaciones en los sectores de Rio Grande Valley y El Paso por un experto en salud pública. También pidieron el acceso de profesionales médicos independientes y el envío de un equipo de gestión de casos de emergencia para acelerar la entrega de los niños a sus padres y familiares cercanos.
Mayores preocupaciones
Las condiciones en la estación de la Patrulla Fronteriza de Clint, en las afueras de El Paso, Texas, provocaron indignación pública la semana pasada, después de que fueron reveladas por los abogados.
En un recorrido con medios de comunicación el miércoles, funcionarios fronterizos no permitieron tomar fotografías o videos, pero dieron una limitada vista de las celdas divididas por datos demográficos. Reporteros vieron algunas camas en las celdas, así como niños en el piso solo con mantas.
En una habitación grande y separada de la instalación, los adolescentes estaban juntos y les proporcionaban literas. Las duchas sólo se realizaban cada dos o tres días. Los funcionarios dijeron que los reporteros tuvieron un mayor acceso que los abogados.
El jefe de estación Matthew Harris, dijo que la instalación en Clint, construida en 2012 y con capacidad original sólo para 106 personas, ha sido expandida en unas 200 camas adicionales. Pero hace un mes y medio casi 700 niños permanecían detenidos en el lugar.
Se supone que los niños no acompañados -que cruzan la frontera solos o que han sido separados del adulto con el que viajaban- deben ser trasladados rápidamente fuera de las instalaciones de vigilancia fronteriza y ponerlos al cuidado del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), a cargo de los refugios para los menores migrantes.
Sin embargo, en la actualidad hay 178 niños en las instalaciones de la patrulla fronteriza que llevan allí más del límite de 72 horas, según afirmó la congresista Diana DeGette que le había dicho el HHS el miércoles.
En las instalaciones de Clint, el tiempo promedio que pasan los niños en custodia es de entre seis y 10 días, dijo Harris a los periodistas. Las madres adolescentes suelen quedarse más tiempo, hasta dos semanas, porque es más difícil ubicarlas en los refugios de HHS, señaló.
El presidente Donald Trump convirtió su ofensiva contra la inmigración en una pieza central de su mandato, diciendo que las políticas locales son demasiado laxas y están llenas de lagunas. Pero los funcionarios tienen que lidiar con un alza de familias y niños no acompañados -en su mayoría centroamericanos- que llegan a la frontera con México.
El Gobierno trabaja en un reglamento para sustituir el Acuerdo Flores, que restringe el tiempo y las condiciones en que pueden estar retenidos los niños. Según dijeron los abogados en sus presentaciones, la administración ya viola el acuerdo.
Una madre de 16 años procedente de Honduras dijo que su bebé de ocho meses no recibió atención médica pese a sufrir vómitos y diarrea. "Mi bebé no ha recibido medicinas desde que llegamos", indicó en su declaración.
Muchos bebés no recibieron alimentos adecuados, mientras que los padres de niños que bebían fórmula "informaron que no podían lavar las botellas", escribió la doctora Dolly Sevier, que visitó el centro fronterizo Ursula en McAllen, Texas.
Los menores describieron a niños más pequeños inconsolables que fueron separados de sus padres o de otros cuidadores en la frontera.
"Hay niños pequeños que no tienen a nadie que los cuide, ni siquiera un hermano o hermana mayor", dijo un niño de 11 años. "Algunos niños tienen solo dos o tres años y no tienen a nadie que los cuide".