Con maletas listas en caso de tener que evacuar su casa en Kyiv, Anna Gvozd sigue de cerca el avance de las tropas rusas en Luhansk, en donde sus parientes viven, desde hace años, bajo la sombra de la guerra.
“Mi sobrina de seis años no va a la escuela, ni a lecciones de baile por las balaceras en la ciudad”, le dijo Anna Gvozd, desplazada de Luhansk, a la Voz de América.
Gvozd, su esposo y sus tres hijos escaparon del enclave separatista hace ocho años, luego de que Rusia se anexara Crimea e instigara una guerra separatista en el Este de Ucrania. Fue difícil para los niños.
“No pudimos ni rentar un departamento porque como personas desplazadas se nos negó el hospedaje. También nos lo negaron al ver que tenemos tres hijos. Nuestros niños vieron nuestro sufrimiento emocional", relató Gvozd.
Pero las familias que no pueden evacuar pagan un alto precio que incrementa con la ofensiva rusa.
Tras el daño con metralla que sufrió una escuela infantil en los territorios separatistas el 17 de febrero, El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia advirtió sobre el severo daño psicosocial que ha tenido el conflicto armado en toda una generación de niños.”
La profesora Elizabeth Ferris, asesora de las Naciones Unidas sobre personas desplazadas, advierte sobre las consecuencias humanitarias de la nueva ofensiva rusa.
““UNICEF estima que unos 400 mil niños necesitan ayuda humanitaria, incluso antes de desatarse un conflicto mayor. //La necesidad inmediata será albergar a los desplazados, ya que es mitad del invierno; proveer ayuda medica, agua, alimentos”, dijo Ferris, quien también es profesora de la Universidad de Georgetown.
Anna Gvozd sabe en carne propia lo que su sobrina podría sufrir, si Rusia no frena la invasión.
“Será una cicatriz de por vida, porque uno vive en su hogar, en su ambiente normal con sus amigos y familia, y de repente la vida le cambia a uno radicalmente", dijo Gvozd.
En junio de 2020 Ucrania denunció ante la ONU que 147 niños murieron durante el conflicto armado en Donbás. Muchos, a causa de los tiroteos, las minas antipersona o tras tocar explosivos.
Por el bien de su sobrina y de otros menores, Gvozd espera que la invasión rusa, termine pronto.
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