Este que ven es Roger Stone. Un asesor político que ayudó a Donald Trump con su primera campaña electoral, la que le llevó a la Casa Blanca. La misma campaña que se vio involucrada en la trama rusa que llegó a investigar el Congreso. Y, precisamente, por mentir a los legisladores, por obstruir ese proceso y por manipular a testigos, Stone enfrenta ahora una pena máxima de 50 años en prisión.
La semana pasada, la Fiscalía federal sugirió una sentencia de entre siete y nueve años de cárcel. Y el presidente no tardó en tildarla de “injusta” y de “cacería de brujas”.
Pocas horas después del tuit, el Departamento de Justicia pidió una revisión de la pena, lo que encendió las alertas de una posible politización de la rama judicial del país.
Justicia dijo que la decisión se había tomado antes del comentario del presidente, pero, para entonces, todos los fiscales involucrados ya habían solicitado ser apartados del caso.
Ahora, la cosa va más allá: más de mil exfuncionarios del Departamento de Justicia piden, en esta carta, la dimisión del secretario de Justicia, William Barr. Denuncian que, junto al mandatario, ha permitido una politización que hace imposible que el departamento lleve a cabo su labor de manera justa y ecuánime.
Esto llega después de que el mismo Barr se quejara, en una entrevista, de la actitud del presidente.
((SOT GRÁFICO William Barr, secretario de Justicia de Estados Unidos))
“Tener comunicados públicos y tuits sobre el departamento, sobre personas del departamento, nuestros hombres y mujeres, sobre casos pendientes en el departamento y sobre jueces ante los que tenemos casos, hace imposible que realice mi trabajo y asegure a los tribunales y a los fiscales en el departamento que estamos haciendo nuestro trabajo con integridad”.
Trump, por su parte, niega haber influenciado las decisiones de su secretario de Justicia. Pero puntualiza.
((SOT GRÁFICO William Barr, fiscal general de Estados Unidos))
“Esto no significa que no tenga, como presidente, el derecho legal de hacerlo. Lo tengo, pero, de momento, ¡he decidido no usarlo!”
Bricio Segovia, Voz de América, Washington.
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